Narrativa Feminista: Voces silenciadas que emergen en la Literatura.

Narrativa Feminista: Voces silenciadas que emergen en la Literatura.
Dentro de la literatura contemporánea, la narrativa feminista nos invita a explorar la complejidad humana en un entorno sociocultural cambiante. Es así que las dinámicas de género y poder ocupan un espacio importante en el cual la literatura nos invita a reflexionar sobre las distintas perspectivas a lo largo del tiempo. También contribuye al diálogo sobre la memoria histórica y sus luchas.
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En esta nota, analizaremos dos cuentos que abordan la violencia de género desde perspectivas distintas pero igualmente relevantes para la lucha feminista. Por un lado, “El Tapiz Amarillo” de Charlotte Perkins Gilman, publicado en 1892, y por otro, “Las Cosas que Perdimos en el Fuego” de Mariana Enríquez, publicado el 2016.
Aunque separados por casi un siglo, ambos cuentos exploran la condición femenina, desestabilizan convenciones literarias y abordan la resistencia ante estructuras patriarcales y opresivas. El patriarcado, según Pilcher, Whelehan (2004), Facio y Fries (2005), es un sistema en que los hombres oprimen a las mujeres por su supuesta inferioridad.

Narrativa Feminista en El Tapiz Amarillo
Ambientado a fines del siglo XIX en Norteamérica, “El Tapiz Amarillo”, de Charlotte Perkins Gilman, es una narrativa feminista pionera. En este cuento, se visibiliza la opresión de las mujeres en un contexto lleno de expectativas sociales de género propias de la época. Este texto, nos coloca en la perspectiva de una mujer casada encerrada en una habitación de su propia casa. Esto, por un tratamiento prescrito por su médico y esposo, John, debido a un diagnóstico de ‘histeria’, hoy reconocido como depresión post parto. Parte de este tratamiento, que da el título al cuento, es que la mujer debe quedar enclaustrada entre paredes que tienen un tapizado color amarillo. Bajo la monotonía de su vida recluida al mando de su marido, la protagonista comienza a tener una fijación con este papel mural. Lo que simboliza el deterioro de su salud mental y su desasosiego frente a su realidad:
“Me está costando mucho razonar. Supongo que será por los nervios”
(Perkins Gilman, 1982, p.14).
Manipulación de la Identidad Femenina.
A medida que vamos leyendo, también podemos dar cuenta de la infantilización que existe hacia la figura femenina:
“Dijo que yo era la niña de sus ojos, su consuelo, lo único que tenía en el mundo; que tengo que cuidarme por él, y ponerme bien.”
(Perkins Gilman, 1892, p.15)
Esto lo podemos ver como un indicador de manipulación de la identidad.
Según las citas anteriores, el texto se narra en primera persona como un monólogo interior, pero el nombre de la protagonista permanece desconocido. A pesar de ello, entendemos su sensibilidad, lo que nos acerca a sus emociones y al enfrentamiento con las convenciones sociales representadas por el tapiz amarillo. Esto afecta su esfera privada y su lucha por obtener autonomía e identidad, lo cual se ve demostrado ya al final del cuento, cuando la protagonista dice:
“¡Y he arrancado casi todo el papel, para que no puedan volver a meterme!”
(Perkins Gilman, 1892, p. 26).
Esto nos demuestra su deseo de independencia frente a su marido y la sociedad que la oprime.
Narrativa feminista en Las Cosas que Perdimos en el Fuego
Por otra parte, tenemos otra narrativa feminista contemporánea: “Las Cosas que Perdimos en el Fuego”, de la escritora trasandina Mariana Enríquez. Este cuento narra la historia de una mujer que vive en Buenos Aires y trabaja rescatando a mujeres quemadas por sus parejas. A lo largo de la trama, se revela la rebeldía y el anhelo de venganza de las mujeres violentadas. Violencia que llega a tal punto, que ellas mismas se organizan en un grupo que llaman Mujeres Ardientes. Allí, toman la decisión de quemarse a sí mismas para protestar contra el patriarcado que las violenta. Esto lo logran mediante la exhibición de sus cuerpos deformados por su propio deseo.
En este texto, Enríquez nos relata ejemplificando distintos episodios de violencia de género (explícitamente físicos) y que tienen repercusiones a nivel social. Todos los casos de violencia patriarcal que nos relatan las mujeres en este cuento guardan relación con virilidades amenazadas. Estos múltiples casos se vuelven una problemática que busca respuestas gubernamentales:
“La acompañaba un grupo de mujeres de distintas edades, ninguna de ellas quemada… la sorprendió verlas dispuestas a pasar la noche en la calle, acampar en la vereda y pintar sus carteles que pedían BASTA, BASTA DE QUEMARNOS”
(Enríquez, 2016, p.190).
A pesar de ello, la sociedad muestra pasividad ante estas demandas.
La opresión patriarcal
Ambos mundos literarios nos ofrecen una visión sobre la opresión generada por el patriarcado. Donde cada uno desafía las convenciones sociales y critica las dinámicas de género dentro de las distintas esferas sociales. Y es que en el texto de Charlotte Perkins Gilman podemos dar cuenta de las repercusiones que hay en la esfera privada de una mujer sobre la cual se ejerce control masculino.
“El Tapiz Amarillo” expone cómo la opresión hacia las mujeres puede manifestarse de manera más íntima, afectando la salud mental de la protagonista. Esta narración muestra cómo el control masculino la encierra físicamente y limita su identidad, dejándola dependiente y sumisa.
En el cuento “Las Cosas que Perdimos en el Fuego”, se muestra una exploración a nivel más amplio o social de los actos violentos. Se contextualiza la violencia de género de manera mucho más visible, es decir, en una esfera pública. Donde se examinan dinámicas de poder en una sociedad contemporánea que tiene una respuesta insuficiente a esta problemática.

Narrativas feministas que desafían los cánones
A raíz de las problemáticas visibilizadas, estas narrativas desestabilizan las convenciones literarias tradicionales. En el texto de Charlotte Perkins Gilman, al ser narrado desde la perspectiva de una mujer encerrada, revela una voz femenina íntima que nos evidencia las consecuencias de las conductas patriarcales en el bienestar emocional. Este enfoque rompe con todos los cánones literarios de la época en la que fue publicado, ya que la narrativa tradicional era dominada por hombres.
Por lo mismo, “El Tapiz Amarillo” se considera como una producción cultural que cuestiona las estructuras de poder que perpetúan la marginalización de las mujeres. Mientras que en “Las Cosas que Perdimos en el Fuego”, Mariana Enríquez desafía estos cánones literarios con una narración mucho más ácida y cruda.
Esto impacta el problema a mayor escala, al enfrentar la normalización de la violencia patriarcal desde una perspectiva más pública. Ambos cuentos dan voz a experiencias femeninas silenciadas, invitándonos como lectores a reflexionar sobre las problemáticas de género que configuran nuestras relaciones sociales.
Estas narrativas enfatizan cómo los estigmas siguen siendo influyentes en cuánto a la construcción de las sociedades contemporáneas. La distancia temporal y geográfica de ambos cuentos revela una continuidad en las dinámicas de poder y violencia de género que aún perduran.
El llamado a la acción feminista.
La violencia doméstica de hace dos siglos, inmortalizada en la narrativa feminista de Perkins Gilman, resuena con la violencia actual que Enríquez analiza. Esa violencia gráfica y simbólica sigue presente en el contexto contemporáneo, mostrando la persistencia de estas dinámicas de poder. Estas autoras nos demuestran cómo el movimiento y la lucha feminista no es un problema del pasado ya resuelto, sino un proceso en constante evolución. El cual busca transformar estructuras tradicionales que violentan a distintos grupos que conforman la sociedad.
Al leer y analizar estas narrativas, es que como agentes sociales nos volvemos capaces de reflexionar sobre las implicaciones de identificarse la resistencia histórica ante la violencia patriarcal. Se nos ofrece también un llamado a la acción por parte de la producción literaria para continuar con el trabajo colectivo de erradicar este y todo tipo de violencia, en pos de seguir luchando por la integridad humana en todas sus dimensiones.
Para leer más sobre literatura feminista, puedes visitar la entrada: Voces de Mujer: Recopilación de historias de violencia.