Museos en Valparaíso: Recorriendo el MUG

Museos en Valparaíso: Recorriendo el MUG
Ya es posible visitar el Museo Universitario del Grabado (MUG) de la Universidad de Playa Ancha, por lo que decido recorrerlo para aprender un poco más del arte que alberga Valparaíso.
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Lo positivo de subir cerros cuando visitas el puerto es que en la esquina que te canses, puedes sentarte a contemplar un mural. Me detengo en algún punto de Almirante Montt. No hay mucho viento y cae una temperatura templada sobre la costa.
Mientras descanso, observo la obra de la vereda del frente. Se levanta orgullosa en un edificio azul, homenajeando a Vincent Van Gogh y a su noche estrellada. Me pregunto cómo un museo tradicional a puertas cerradas puede competir con una ciudad que es una exposición en sí misma.
Retomo mi camino con esa pregunta vibrando cada vez más fuerte, mientras se asoman edificios coloridos y pinturas enormes, una tras otra, envolviendo el ambiente en algo que a veces se siente como el arte. Otras, simplemente parece una porción de Valparaíso demasiado impecable.
Aunque quizás Cerro Alegre es el lugar preciso para que se levante una casa llena de reliquias propias. Al final, el MUG es un espacio único en Chile y Latinoamérica. Tiene una colección de más de nueve mil grabados de diferentes artistas que dejaron su legado con la Universidad de Playa Ancha.
¿Cuál es la entrada del MUG?
Secando mi sudor disimuladamente, entro al museo con la esperanza de que me transporte a otro lugar, lejos del cansancio. Paso por el lado de unas salas vacías y subo hasta un segundo piso que no se parece a las fotos del sitio web.
Es un café. Una señora come su cocaví tranquilamente en una de las mesas exteriores. Me adentro al local y pregunto por dónde llego al museo. “Tiene que entrar por la otra puerta”, me indica una de las mujeres que atiende. Avergonzada de mi pésimo sentido de la orientación y de que no tengo idea del ingreso al que se refiere, bajo a probar suerte doblando por la otra cuadra.
Sólo me demoro un minuto en llegar a la puerta oficial. Otra vez pasillos vacíos me dan la bienvenida, pero sigo avanzando hasta toparme con el primer grabado. Un poco más allá, oigo unas voces.
Leo un poco de información en una placa enorme en el fondo de la sala. Explica que la enseñanza del grabado se desarrolla en espacios formales de educación como el universitario, o bien, en lugares no formales como en el taller de grabadores. “La enseñanza formal del grabado la fijamos en 1931 en el Taller de Artes Gráficas de la Escuela de Artes Aplicadas de la Facultad de Arte de la Universidad de Chile a cargo de Marco Aurelio Bontá”, declara el texto.
Sala Pilar Domínguez Fuenzalida
Me muevo hacia al fondo para ir a la primera sala que reconozco. Al acercarme al cuadro de la entrada, veo unas siluetas moverse dentro de la habitación, son los dueños de las voces que escuché anteriormente. Es una pareja joven, parecen estudiantes enviados por sus profesores para hacer una tarea.
“El río cambia el curso en ese punto y nadie lo percibe” dice el cuadro frente a mí. Unos esqueletos de pescado sobre la figura de una persona en las sombras, hundiéndose en la oscuridad, viviendo sobre lo que parece ser una pelvis expuesta y ensangrentada. También pueden ser huesos flotando en alta mar.

El salón se llama Pilar Domínguez Fuenzalida, en honor a quién inició la conservación y catalogación del legado que Carlos Hermosilla donó la Universidad de Playa Ancha, el que actualmente constituye el Fondo de Artes que se exhibe en el MUG. Este lugar representa los tres espacios de enseñanza del grabado: las carreras de Pedagogía en Artes Plásticas y Licenciatura en Arte, y las dos escuelas de bellas artes municipales de Viña del Mar y Valparaíso.
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Recorro mirando detenidamente las obras que incluyen técnicas como xilografía, agua fuerte o litografía. Algunos trabajos exhiben paisajes detallados, con una profundidad creada trazo a trazo. Otros muestran imágenes más ambiguas, pero con una disposición igual de magnética.
Mientras contemplo un cuadro de Ismael Díaz, escucho nuevas voces. Definitivamente estudiantes. No es tan loco pensar que este edificio puede ser un centro de reunión para jóvenes artistas en busca de conocimiento o creatividad.
Avanzo hacia la exposición de grabados en metal. Un trabajo minucioso, piezas que invitan a tocarlas para a sentir cada uno de los relieves marcados por la paciencia de los artistas. La habitación es iluminada por amplias ventanas con vista a la costa. Desde aquí, Valparaíso parece una obra más del museo, invitando a usar el asiento puesto estratégicamente para contemplar la ciudad.

Sala Carlos Hermosilla Álvarez
Me muevo a la siguiente sala, la que está desocupada. En soledad, me quedo en el medio de la habitación mirando como las obras destacan en las paredes pulcras y amplias. No hay ningún sonido, pero el lugar está lleno de conversaciones. Mientras me acerco al cuadro que retrata a Salvador Allende, se me ocurre que los museos son silencios que gritan muy fuerte.
La placa de este espacio dice que la primera escuela de grabado nació en Viña del Mar en el año 1939, bajo la dirección de Carlos Hermosilla Álvarez. El artista fue profesor de dibujo y grabado, ilustrador de revistas, gestor de exposiciones y también desarrolló una producción literaria importante.
Me pregunto si el MUG logrará ser un centro que acerque a la gente común al arte y la investigación. El rector de la Universidad de Playa Ancha, Patricio Sanhueza, así lo señaló en UPLA TV: “(El museo) permite justamente que investigadores puedan hacer un trabajo de rescatar, difundir, estudiar y comparar obras de distinta naturaleza (…) y a su vez este espacio permite que se junte la sociedad en venir a compartir, a conversar sobre lo que muestra”.

Salas Nemesio Antúnez y Patricia Israel
Sigo con mi paseo solitario, observando detalles creados a partir de una plancha de madera o metal. Me parece que este lugar es valioso sin importar cuál sea el propósito de la visita. Un espacio para perderme observando cuadros, un intercambio entre las obras y yo. Un encuentro íntimo, mediado por el esfuerzo de quienes aportaron a la creación de esta iniciativa llena de gemas nacionales y latinoamericanas.
“Estamos cumpliendo con la misión de ser un museo universitario, porque generamos conocimiento, abrimos las puertas a la investigación, pero también nosotros hacemos nuestras propias investigaciones con lo cual le podemos aportar al conocimiento del grabado en la historia del arte en Chile”, indica también a UPLATV la directora del museo, María Teresa Devia.
Mientras me paseo por las salas Nemesio Antúnez y Patricia Israel, oigo subir a los jóvenes que me topé más temprano. Por un momento, los escucho opinar respecto de algunas obras, para luego siento un movimiento de mochilas. Espío desde un rincón y me causa gracia. Por supuesto, se están tomando fotos. Sonrío. Yo también tengo varias. Aunque no le harían justicia a lo que vi.
Ha sido una visita semi solitaria, pero no por eso menos entretenida. A la salida me pregunto por qué mi primer pensamiento fue sobre una competencia hipotética. Son instancias completamente distintas, lejanas la una de la otra. Esta ciudad es eso, el alojo de expresiones artísticas diversas. Espacios escondidos repletos de arte vivo.